Abstract: | La idea del crecimiento se nos inoculó y se extendió como una forma única de entender nuestras relaciones sociales y nuestra relación con el planeta, aisladas de sus consecuencias reales sociales, económicas y ambientales. Todo parece apuntar a un crecimiento del que se beneficia sólo una ínfima parte de la población y que, en contraste, la mayor parte de ella debe asumir sus costos socioeconómicos y ecológicos; y no solo la población actual, sino que compromete la vida de futuras generaciones. Desde nuestras disciplinas urbanas y territoriales, podemos encontrar diversos y crecientes conflictos. Estos conflictos se relacionan con la acumulación por desposesión: el abandono del rural, la acumulación de la propiedad y el uso del suelo y del patrimonio natural. Todo ello con los efectos propios de un modelo de urbanización que ha respondido a este mismo https://infonavit.smart-ed.mx/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=4c2f8fbfe54e23aaaaef2035a05c8a81crecimiento https://infonavit.smart-ed.mx/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=4c2f8fbfe54e23aaaaef2035a05c8a81 con una urbanización desequilibrada: el consumo y la artificialización del suelo, la contaminación y sus efectos en la salud y la esperanza de vida y la intervención en los ecosistemas naturales, causando muchas veces daños profundos asociados a desastres de causa antrópica y a la pérdida de biodiversidad. Este panorama parece no frenar el crecimiento de las ciudades. Las grandes metrópolis seguirán creciendo mientras vacían el resto del territorio de población, derechos y riqueza natural. Incluso se puede extrapolar el problema territorial de los estados a las nuevas gravitaciones supranacionales que la globalización ha permitido, a través de la deslocalización de las actividades y de dotarlas de una gran movilidad en busca de menores regulaciones ambientales y sociales, que permitan mayores ganancias. |