Sumario: | La edificación sostenible, para este trabajo, está entendida como el espacio construido que brinda condiciones habitables al ser humano bajo principios de acceso a servicios hídricos, energéticos y de infraestructura; derecho a la calidad del ambiente interior y, permanencia y estabilidad de la edificación. Todo esto planteado en concordancia con principios bioclimáticos, las condiciones del entorno y las características sociales del individuo para quien está construido. Al entenderse la vivienda como la célula básica del desarrollo urbano y estar determinada como el primer refugio para el ser humano, esta edificación tiene el papel protagónico de ser el polo dinamizador de los crecimientos urbanos, llámense, poblados o ciudades. El desarrollo espontáneo de las ciudades en América Latina ha generado la presencia de asentamientos de origen informal en su vivienda, sin la presencia del Estado y en condiciones de infraestructura, habitabilidad y sostenibilidad mínimas para los usuarios de este tipo de organización barrial. Este estudio tiene como origen, el trabajo de tesis de la Maestría en Hábitat 1 titulado, "Conformación del hábitat de la vivienda informal desde la técnica constructiva"; el punto de partida para este nuevo análisis son los resultados de características en accesibilidad y calidad de vida de la vivienda informal, abordadas en el estudio mencionado desde la autoproducción del barrio y la vivienda al tener como protagonista la técnica constructiva. Si el hábitat es entendido como un sistema complejo (tríada constituida por la sociedad, el individuo y el ambiente2), el hábitat de la modernidad desde el lugar, es el asentamiento en las grandes urbes. La población se concentra siempre alrededor de los centros económicos de producción y lo que marca la contemporaneidad de acuerdo con Sáenz (2002) es la economía industrial, de servicios y de comunicaciones; dinámicas que generan las relaciones sociales y las culturas propias de lo urbano. La vivienda se relaciona con el urbanismo porque en el habitar, trabajar, vivir y cultivar el espíritu se mezclan y confunden en él y la complejidad de sus interrelaciones le caracterizan, especifican e identifican; se relaciona con el contexto según las condiciones climáticas, geográficas, geológicas, étnicas, religiosas e históricas; se relaciona con la estructura social, porque se incorpora a un equilibrio político, económico y ambiental que nutre la forma y la estructura de la sociedad en un espacio que representa la calidad de vida y la identidad del habitante.
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