Abstract: | La capacidad antrópica de un «buen uso» del suelo en los asentamientos urbanos,-que en cada sociedad se expresaría en resultados formales de identidad-, se reconocen como carencia en el medio chileno. Se asume que a partir de la profesionalización de la arquitectura, la exclusividad de los arquitectos como intérpretes únicos de las aspiraciones espacio-formales colectivas e individuales, no estaría supliendo esta carencia sino, antes bien, ella se estarla agudizando con una formación sin las herramientas para dicha interpretación y al generar, ellos mismos, una herramienta normativa de suyo perversa en relación a la generación de identidad. Todo ello afectaría especialmente a las áreas residenciales sociales donde sus obras se dirigen a grupos anónimos con soluciones en que coinciden con la anonimia, la urgencia, la masificación y la escasez limite de recursos, amén de la ajenidad del arquitecto. Revertir ésto requeriría un cambio desde los propios arquitectos. |