Resumo: | El hogar moderno es también uno de los escenarios de lo que Foucault ha llamado las 'disciplinas': la escuela, el hospital, la cárcel y la fábrica ejercen un control sutil pero omnipresente sobre el cuerpo y la mente a través de la articulación de los espacios arquitectónicos y la creación de rutinas para habitarlos. Y dentro de este, la cocina es uno de los ejes centrales de buena parte su historia de los últimos. Desde los primeros momentos del Movimiento Moderno en la década de los veintes, la cocina fue una de las piezas que más tiempo y esfuerzo absorbió; era el punto neurálgico de la casa moderna a partir de la cual podía alcanzarse la codiciada 'eficiencia' doméstica. En relación a la cocina, la habitación colectiva en México reflejó sustanciales modificaciones bajo estas ideas, reposicionándola dentro del esquema de la casa, vinculándola o desvinculándola con las otras habitaciones y reconfigurando su distribución interna. Bajo influencia americana fue repensada y redibujada, adquiriendo nuevas funciones y diferentes nombres como 'breakfast nook', 'pullman' o 'desayunos', todos estos modelos normalmente inscritos dentro del espacio práctico. El escrito a continuación se desarrolla en tres etapas, partiendo de un vistazo rápido desde la perspectiva a partir de inicios del siglo XX, para después observar casos particulares en México a partir de una lectura de plantas arquitectónicas procedentes de los archivos de Obregón Santacilia y Francisco Serrano, ambos conocedores de la cultura arquitectónica de la época, la cual se difundía a través de publicaciones americanas. Hacia el final del escrito se abre una reflexión sobre posibles caminos para hacer frente a nuevas preocupaciones, tales como el reciclaje de residuos y el trabajo a distancia (kitchen office), que colocan a la cocina de hoy en una nueva encrucijada.
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