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|a La ciudad de México es, desde hace mucho tiempo, la principal zona metropolitana del país. Según Unikel (1976) la Zona Metropolitana de la ciudad de México (ZMCM) empezó a constituirse en los años cincuenta, cuando el área urbana rebasó los límites del Distrito Federal y, en los sesenta, se extendió en territorio del Estado de México. En sus comienzos, este crecimiento tuvo mucha relación con la inmigración inducida por la atracción de la industria que se instaló en la zona desde fines de los años treinta. Así, la ciudad de México, que en 1940 reunía el 8.7% de los 4,920 establecimientos industriales con que contaba el país, pasó a concentrar el 20.0% (de un total de 12,704 establecimientos) en 1950 y 29.5% (de un total de 38,482) en 1980. Esto permitió que la ZMCM aportara el 33.5% del PIB nacional en 1940 y el 37.8% de él en 1980 (Garza, 1990). Del mismo modo, entre 1940 y 1950 la población del área creció a una tasa de 5.4% anual (que ha sido la más alta experimentada en este siglo). Posteriormente, las migraciones fueron disminuyendo y la tasa de crecimiento poblacional empezó a reducirse paulatinamente hasta llegar a ser de 4.58% en el período 1970-1980 y de 0.34% entre 1980 y 1990. Territorialmente, el proceso de configuración de la ZMCM significó que el área urbana aumentara de 24,059 ha en 1950 hasta abarcar entre 120,000 y 130,000 ha en 1990. El conjunto resultante no es homogéneo y corresponde a un esquema que incorpora: una zona céntrica (Ciudad Central), dos contornos sucesivos que se desarrollaron en torno a ella y el inicio de un tercer contorno periférico. Este esquema de zonas o contornos permite no sólo describir el crecimiento que ha experimentado la ciudad de México en su proceso de metropolización sino, también, mostrar la dinámica y la forma que han caracterizado a ese crecimiento considerando, en este caso, el comportamiento de las áreas habitacionales.
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