Abstract: | A partir de la promulgación de la independencia, la llegada de inmigrantes, principalmente europeos, fue una constante que no llenó las expectativas que diferentes gobiernos tenían al respecto. No obstante, en los principales puertos, así como en las ciudades más importantes, comenzó a contarse entre sus vecinos a extranjeros que poco a poco se integraron a las actividades económicas y a la vida cotidiana de cada localidad. Este fenómeno provocó que se comenzara a legislar sobre los extranjeros y, entre otros asuntos, en cómo registrarlos una vez llegados, entre otros propósitos, para llevar un control de quienes eran, qué hacían y dónde vivían. Los controles fueron tres documentos: los pasaportes, las cartas de seguridad y las cartas de naturalización. Debe aclararse que el último de estos documentos proporcionaba sólo el registro de los inmigrantes que optaban por la nacionalidad mexicana. Los tres certificados fueron expedidos por diferentes autoridades, entre las que destacaban los ayuntamientos de cada localidad. La confusión, así como la falta de continuidad por parte de las autoridades para mantener un control, más la reticencia de los extranjeros para anotarse hicieron que la documentación la podamos encontrar ahora en pequeñas muestras de diversos archivos, emitidos por varios poderes y con formatos distintos. |