Resumo: | La vida cotidiana en la ciudad de México se vio vitalizada por la actividad comercial. Como eje vital de la economía, el comercio se reflejó en su traza urbana donde se ubicaron diferentes espacios para tal actividad. De este modo observamos diferentes giros: alimentos y bebidas, entretenimiento y espectáculos, hospedaje, establecimientos industriales, librerías, gabinetes, alacenas de lectura, etcétera. En cada uno de estos espacios las relaciones sociales, comerciales y de trabajo se desenvolvieron, entre otros factores, bajo la dinámica del comercio. Pues en este "juego de los intercambios" unos cumplieron su papel de productores u oferentes de un servicio y otros como consumidores finales. Las pulquerías, los cafés, las mesas de billar, las fondas y los mesones, entre otros, fueron lugares propios para la reunión de los vecinos y visitantes. La presencia de lugares de este tipo nos dibuja a una ciudad donde el ajetreo del trabajo se conjugó con el ocio y la diversión. |