Résumé: | La realidad cotidiana muestra que, aun a costa de lo sugerido por las teorías vigentes, el desarrollo no solamente es producto y produce "orden" (básicamente evaluado por los indicadores oficiales mediante un crecimiento de la economía superior al de la población, una baja inflación y un aumento del empleo), sino que se manifiesta también en una combinación con el "desorden" (la pobreza, el desempleo, la emigración, etcétera), y en ocasiones, con la pérdida de control del proceso (los saltos bruscos, los desajustes sociopolíticos que se manifiestan en el sistema regional), lo cual sugiere que el desarrollo no sólo produce orden, sino también caos. |