Resumo: | En el Pompidou, una gran plaza-atrio rampante nos conduce hacia abajo, hacia la entrada, y continua en el interior como lugar de encuentro cubierto. La plaza impone distancia y genera espacio que alivia el encierro laberíntico de las callejuelas de acceso; es bien proporcionada tanto con respecto al Pompidou como a las fachadas que lo enfrentan, las integra tanto como las separa. Otra plazoleta, lateral, la Igor Stravinsky, completa la articulación con el tejido urbano de la ciudad histórica. El blanco de la estructura y los colores primarios de la escalera y las tuberías contradicen pero también enfatizan la nobleza grisácea de la construcción en piedra. |