Résumé: | Durante muchos siglos no ha habido otra alternativa, y los hombres han seguido ese consejo, sin encontrar en él la felicidad ni para ellos ni para sus hijos, o para aquellos a quienes han pretendido preservar de mayores infortunios. Pero la civilización moderna tiene otra cosa que ofrecer a los hombres pensadores. Les dice que para ser ricos no necesitan quitarles el pan de la boca a los demás, sino que lo más racional sería establecer una sociedad en la que los hombres, con el trabajo de sus brazos y de su inteligencia, y ayudados por las máquinas ya inventadas y por inventar creasen ellos mismos toda la riqueza imaginable. No serían las ciencias y las artes las que se quedasen retrasadas si la producción se dirigiese por tal vía. Guiadas por la observación, el análisis y la experiencia, responderían a todas las exigencias posibles. Reducirían el tiempo que se necesitase para producir de toda hasta donde se quisiere, a fin de dejar a cada uno, varón o hembra, todo el tiempo libre que pudiera desear. No estaría en sus manos, seguramente, garantizar la felicidad, porque ésta depende tanto, o tal vez más del individuo mismo que del medio en que vive. |