| Sumario: | Primero pensé que serían un par de semanas. Decidí adaptar mi recámara, mi tocador, ahora era mi escritorio. Mi luminaria de lectura tiene una luz diferente para que pudiera trabajar. Después, esas semanas fueron un par de meses y mi escenario volvería a cambiar nuevamente; otro espacio de mi casa tenía que cambiar, y así, 11 meses han pasado desde que cambió todo tan repentinamente; 11 meses en que compañeros, amigos, clientes, colaboradores y familia han tenido la oportunidad de conocer una pequeña dosis de mi intimidad; 11 meses en que la sala se ha convertido en mi comedor y mi comedor, en horario de 9 a.m. a 6 p.m., en mi escritorio de trabajo, el cual, ahora, está incompleto porque una de la sillas ha sido cambiada por una más ergonómicamente funcional. El cuadro del trinchador es parte ya de mi escenario laboral.
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