抄録: | Invitado por el African Centre for Cities de la University of Cape Town, en Sudáfrica, en el marco del Workshop https://infonavit.smart-ed.mx/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=4c2f8fbfe54e23aaaaef2035a05c8a81Informal Settlements: Urban Development Challenges https://infonavit.smart-ed.mx/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=4c2f8fbfe54e23aaaaef2035a05c8a81, me fue posible tomar contacto directo en marzo pasado con la realidad contrastante del escenario post-Apartheid, que pone en evidencia cómo la ciudad se constituye en un instrumento que colabora en acentuar las históricas asimetrías socioterritoriales. El Apartheid fue entre 1948 y 1990 una política oficial de segregación implantada en Sudáfrica, signada por un sistemático proceso de discriminación política, económica y social que legitimó crímenes, torturas, persecuciones y explotaciones por parte de una minoría blanca hacia la mayoría negra. Escuelas, hospitales, autobuses, plazas, barrios y hasta ciudades https://infonavit.smart-ed.mx/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=4c2f8fbfe54e23aaaaef2035a05c8a81blancas https://infonavit.smart-ed.mx/cgi-bin/koha/opac-retrieve-file.pl?id=4c2f8fbfe54e23aaaaef2035a05c8a81, por ejemplo, prohibían su acceso al black man, al coloured y a todo not white. Este modelo opresivo disparó fuertes movimientos de resistencia que, de la mano de Nelson Mandela, condujeron hacia el fin del Apartheid con las primeras elecciones libres e iniciaron un proceso de democratización e igualdad de todos los ciudadanos. Hoy, tras casi dos décadas de vigencia constitucional de los derechos políticos, el gran desafío que las ciudades afrontan es nada menos que el de la integración. |