Sumario: | En el año de 1940 solo siete millones de personas habitaban en ciudades y para 1970, dicha cifra se incrementó hasta hacer un total de veintiocho millones de habitantes urbanos. De continuar ese crecimiento al mismo ritmo, nos encontraremos de que en diez años más la población de México será fundamentalmente urbana ocasionando con esto problemas de hacinamiento y crecimiento desmesurado de las ciudades, con los efectos negativos que esto acarrea, como son por ejemplo los altos costos de introducción de servicios públicos, mayor pérdida de horas-hombre al trasladarse a centros de trabajo distantes, aumento de la contaminación ambiental, de los índices de criminalidad, etc. Actualmente, para hacer frente a esa demanda de habitaciones, nuestro país requiere la construcción de 240 mil viviendas al año, si se toma en cuenta el déficit cuantitativo y cualitativo existente, lo cual no solucionaría el problema habitacional sino que solo evitaría que éste siguiera agudizándose. Por otro lado, para lograr abatir ese déficit en un plazo de 20 años sería necesaria la construcción de 350 mil viviendas anualmente, lo cual significa una inversión y un esfuerzo técnico y humano de una magnitud enorme. Es precisamente en este marco histórico, donde se destaca la importancia que en la situación actual tiene la resolución presidencial de conferir una marcada prioridad al grave problema que padecemos en materia habitacional. La muestra más firme y vigorosa de tal decisión, lo es sin lugar a dudas la creación del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), que está dando sus primeros pasos, con el fin de propiciar que un cada vez mayor número de mexicanos pueda contar con una vivienda digna y decorosa. Estos son sus primeros pasos en Nuevo León.
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