Resumen: | La participación ciudadana en la capital de México se encuentra en un momento de gran agitación. Durante los gobiernos del autoritarismo post-revolucionario y del partido único (Partido Revolucionario Institucional, 1929-1997), la temática prácticamente no encontró ningún espacio ni siquiera en la legislación. Un Consejo Consultivo, que era designado por quien gobernaba la ciudad, a su vez designado por el presidente de la república, pretendió sustituir al cabildo desaparecido por decreto desde 1928. Hacia el fin de ese periodo, cuando algunos partidos políticos de oposición y algunos movimientos sociales (en particular los organizados a raíz del terremoto de 1985), comenzaron a amenazar seriamente el monopolio priista, una ley de participación fue votada por la Legislatura de la ciudad (1995), convocando al nombramiento de jefes de manzana y, arriba de ellos, eligiendo a 365 consejeros ciudadanos que representaban más o menos a 30 mil habitantes cada uno y se reunían en 16 consejos: uno por cada una de las divisiones políticas (delegaciones) en que se divide administrativamente el Distrito Federal, de manera que cada consejo se componía de entre diez y treinta consejeros ciudadanos. |